Tatras

4 10 2007

El pasado domingo hice una escapada a los Tatras, la cordillera más importante de Eslovaquia, ubicada en el norte del país. Me queda mucho por viajar, y sé que en esta nación me esperan maravillas al sur, al este y al oeste, pero durante el viaje acabé cautivado. Quienes han visto las fotos y videos han comentado similitudes con Canadá y otros lugares. Yo no hago paralelismos y directamente digo que los Tatras es una de las localizaciones más hermosas que he visto jamás, con montañas de 2500 metros elevándose alredor de un lago cristalino en plan Heidi. Creo que el pasado domingo fue también el día que más calorías he quemado en mi vida, pues aunque buena parte del primer video sucede en un telesilla, hicimos una barbaridad de kilómetros ascendiendo la montaña y la bajada fue totalmente a pié, por pendientes que en breve estarán nevadas y con nivel amarillo de inclinación. El viaje, que comenzó a las 5 y pico de la mañana y concluyó unas 14 horas después, quedará para siempre en mi memoria y retina.






Y no sólo disfrutamos de bosques en plan El Señor de los Anillos. Entramos en una cueva en la que para salir era necesario caminar una hora y veinte claustrofóbicos minutos. En su interior estaba prohibido grabar y hacer fotos a menos que se pagara 10 euros por un permiso. Ya me había jugado el cuello grabando en los aviones y lo del permiso me pareció un timo, así que el resto podéis adivinarlo vosotros mismos. En el interior de la cueva me sentí como en un nido de Aliens, aunque los mil y algo escalones y los 5 grados acabaron por dejarme la garganta hecha polvo. No obstante guardo los Tatras como uno de los lugares selectos para llevar a todos los que me visiten más adelante y como destino propio en uno o dos meses, una vez esté todo blanco y podamos partirnos los fémures practicando ski y snowboard.